Otro día más, recordando cada momento contigo, no puedo evitar echar de menos tus ojos color caramelo, mi color favorito desde el día que te conocí; no
puedo evitar echar de menos tu sonrisa, dulce y sobretodo para mí, tampoco puedo evitar echar de menos tus manos, suaves delicadas y preparadas para cogerme de la mano
y levantarme de cualquier caída, al igual que tus brazos preparados para alargarse y cogerme por muy lejos que estuviese; tu aroma, mi perfume favorito, incomparable
con la colonia más cara de cualquier tienda del mundo; tu nombre,sus letras, cada una más perfecta que la anterior; nuestro número, sólo nuestro, mi número de la suerte,
mí número favorito, o mejor dicho nuestro número faavorito; tú cama, la mía donde se fundían nuestros cuerpos cada noche sin importarnos como sería el mañana;
nuestras discusiones, tus gritos que me asustaban y me llevaban a abrazarte y tú no podías resistirte a mí, sí eso es echo de menos que no puedas resistirte a mí ni yo
a tí; que me recuerdes cada hora, minuto o segundo del día que soy yo y no otra, que soy la niña de tus ojos, que aunque sea cabezota me quieres a mí, y es ahí
cuando me daba cuenta de que era para siempre... Y después de echar todo esto de menos, hay una cosa que más echo de menos y es el recordarte que iba a ser para siempre.
puedo evitar echar de menos tu sonrisa, dulce y sobretodo para mí, tampoco puedo evitar echar de menos tus manos, suaves delicadas y preparadas para cogerme de la mano
y levantarme de cualquier caída, al igual que tus brazos preparados para alargarse y cogerme por muy lejos que estuviese; tu aroma, mi perfume favorito, incomparable
con la colonia más cara de cualquier tienda del mundo; tu nombre,sus letras, cada una más perfecta que la anterior; nuestro número, sólo nuestro, mi número de la suerte,
mí número favorito, o mejor dicho nuestro número faavorito; tú cama, la mía donde se fundían nuestros cuerpos cada noche sin importarnos como sería el mañana;
nuestras discusiones, tus gritos que me asustaban y me llevaban a abrazarte y tú no podías resistirte a mí, sí eso es echo de menos que no puedas resistirte a mí ni yo
a tí; que me recuerdes cada hora, minuto o segundo del día que soy yo y no otra, que soy la niña de tus ojos, que aunque sea cabezota me quieres a mí, y es ahí
cuando me daba cuenta de que era para siempre... Y después de echar todo esto de menos, hay una cosa que más echo de menos y es el recordarte que iba a ser para siempre.
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